Pollo en salsa de queso
El otoño es una época perfecta para los guisos y los caldos, pero también para las salsas. El pollo en salsa de queso que te proponemos hoy es ideal para cualquier tipo de comida, porque calienta el ánimo y te ayuda a aguantar todo el día con fuerza y vitalidad.
El pollo asado con queso y aceitunas o las quesadillas de pollo y queso con verduras son otras dos recetas ideales para esta época del año, pero la particularidad de esta deliciosa salsa es que puedes hacerla y reservarla para comértela fría cuando tengas hambre cualquier día de la semana.
Hoy te animamos a que cocines el plato con nosotros, dedicando tiempo a leer las instrucciones y seguir la elaboración paso a paso. ¡Que aproveche!
Receta: Pollo en salsa de queso
Ingredientes
- C/n pollo
- Sal
- Pimienta
- 3 Ají morrón de diferentes colores en juliana
- 1 cebolla grande en juliana
- 5 ajos machacados
- 4 limones
- 4 tomates medianos a la juliana
- 2 latas pequeñas de leche de queso
Elaboración
Lava el pollo con el jugo de 2 limones para que empiece a adquirir el sabor que quieres. Después de lavarlo, salpiméntalo añadiendo sal y pimienta u otras especias, si así lo prefieres.
Exprime los dos limones que te quedan y añádelos al pollo con el ajo bien machacado. Antes de guardar para reservarlo durante dos horas o de un día para otro, tienes que asegurarte de que el ajo no tiene trozos gruesos que se puedan hacer pesados en el momento de comerlos.
A la hora de guisarlo, es suficiente con que le añadas un poco de aceite y, una vez caliente, eches el pollo hasta que esté listo para comer. Asegúrate de darle la vuelta a mitad de la cocción, solo una vez, para que conserve todo el sabor pero se dore perfectamente.
Luego baja el fuego y añade la cebolla, tomates y ají morrón. Una vez esté medio cocido añade la leche de queso durante 5 minutos, asegurándote de remover para que el conjunto quede completamente homogéneo.
Si sigues todos estos pasos tendrás un pollo en salsa de queso jugoso, delicioso y listo para servir en la mesa. Puedes llevarlo como un plato principal o como un acompañamiento para las cenas, de forma que los más pequeños de la casa lo disfruten tanto como los mayores.